Wednesday, 11 August 2010

Escultura monumental Agustiniana - San Agustin, Colombia


ESCULTURA MONUMENTAL AGUSTINIANA

El gran despliegue a nivel arqueológico de la cultura Agustiniana se encuentra localizada y ocupa buena parte de los municipios de San Agustín, San José de Isnos, Saladoblanco y Pitalito. Todos ellos perteneciente al sur huilense. Geográficamente es de gran importancia el lugar de ubicación, ya que la zona arqueológica se encuentra a 20 Kilómetros del Río Magdalena y se ubica en el gran macizo al sur occidente colombiano.

La cultura agustiniana, temporalmente hablando, inicia su desarrollo en el año 3300 a.C. y desaparece aproximadamente en el s. X d. C. Su evolución y desarrollo ha sido clasificada de diferentes maneras. La principal infiere su recorrido por varios periodos básicos: periodo precerámico o arcaico (3.300 a.C. – Siglo VIII a.C.), y el periodo Agrícola temprano o formativo inferior (siglo VII a.C. – Siglo II a.C.) y periodo Agrícola Intermedio que se compone por el periodo formativo superior y el periodo clásico regional (Siglo II a.C. – Siglo X d.C.). A este último se le otorga el mayor número de producción artística y florecimiento artesanal donde surge una nueva cultura arqueológica. También, de este último periodo surgen la mayor parte de monumentos.

La escultura Agustiniana posee varios valores que la hacen única en el mundo, no en vano ha sido declarada como patrimonio único del universo por la UNESCO en 1995. Estos magníficos artistas plasmaron en sus estatuas un sello único e inigualable de gran importancia dentro del arte monumental prehistórico, y cave resaltar como su estatuaria megalítica es un fin antes que un medio.

Estos monumentos, compuestos en gran parte por estatuas, montículos funerarios, templetes, y tumbas, son un importante ejemplo del desarrollo de una cultura sofisticada. En ella prevalecía un sistema social estructurado en cacicazgos. Debido a la importancia de este organización sociopolítica y la existencia de una figura de cacique como representante de una comunidad, surgen una serie de procesos relacionados con la artesanía y la lítica, en donde la organización de ritos y ceremonias relacionadas con la muerte da a entender la necesidad de la elaboración de grandes monumentos y esculturas proyectadas o dirigidas al culto religioso y místico.

La cultura agustiniana dejó plasmada claramente en su estatuaria la importancia y la supremacía del valor espiritual y manifestación del sentimiento religioso donde se toma un rumbo hacia el culto y la adoración debido a que obedecen a una previa actitud espiritual. Aunque igualmente las estatuas pueden ser la representación de diversas intenciones. Es increíble como sale a luz una intención estética es su elaboración. Entre ellas se presume el deseo de querer vivificar lo inorgánico, y animar lo yerto, o bien, querer momificar lo orgánico, y plasmar lo temporal lejos del tiempo, dando rigidez a lo vivo

Cabe resaltar que muy posiblemente el motivo que produjo un gran despliegue en la creación artística se remonta al campo religioso y en especial de sagrado a la muerte. El elemento funerario tuvo una vital importancia ya que requería de todo un proceso formacional. Era necesaria la existencia de un espacio dedicado a los difuntos, pero también la construcción de estructuras y monumentos funerarios. Entre ellos podemos encontrar varias estatuas que juegan un importante papel, ya que se ubicaban en los recintos funerarios cumpliendo la función de custodiar. Dentro de las principales características encontramos rasgos agresivos y la representación de colmillos salientes y cruzados.

La zona arqueológica de San Agustín se compone aproximadamente de 500 figuras antropomorfas talladas en piedra que se han dividido bajo la siguiente clasificación:
Estatuas de pie en los templetes funerarios, estatuas para ser observadas en los recintos ceremoniales y estatuas de tamaño mediano enterradas. Algunas otras prestan funciones columnares. Es posible también encontrar una modalidad de bloques naturales de piedra que han sido tallados en alto y bajo relieve. Reiteradamente todas ellas hicieron parte de las prácticas y ritos funerarios.


La vasta y diversa creación agustiniana en lo que respecta a las estatuas difícilmente cumple siempre con las mismas características, ya que en su producción es posible encontrar diversos estilos que se clasifican en: manifestaciones arcaicas (donde las piedras han sido burdamente esculpidas), expresionistas (formas tridimensionales con un avanzado estilo de elaboración y que se asocian al tema del jaguar como símbolo de fuerza vital) , naturalistas (formas orgánicas, naturales y básicas), realistas(en una gran búsqueda por representar lo real) y abstractas (donde se hace alusión a temas fantásticos y mitológicos.). Como complemento a lo que se dicho anteriormente las antropólogas Maria Victoria Uribe y Maria Lucia Sotomayor encontraron una distribución intencional de los rasgos dentro del espacio de la cultura.

Las estatuas se elaboraron en bajo y alto relieve y están conformadas por piedra volcánica. La mayoría de ellas presenta una diferente perspectiva de la proporción entre cuerpo y cabeza ya que esta ocupa dos tercios de la altura total. Muchas de ellas cumplen un esquema. La anatomía agustiniana propone un tronco recto, hombros altos y con tendencia cuadriculada. La posición corporal es rígida y mucha veces erecta (en algunos casos es difícil analizar la postura de las piernas, pues se presume que las extremidades inferiores, piernas, no jugaban un papel importante en la anatomía, por consiguiente su representación a veces es confusa.). En varios casos los brazos son planos, y flexionados. Las manos sostienen diferentes tipos de objetos. No cabe duda que se hizo énfasis en la expresión del rostro.
Muchas de las facciones de las estatuas infieren rasgos felinos, donde hay presencia de colmillos que evocan la figura del jaguar como símbolo de agresividad y amenaza. La mayoría de las estatuas portadoras de estos rasgos se encuentran ubicadas en los templetes funerarios.

La evocación y aplicación a la creación de figuras antropomorfas, zoomorfas y atropó-zoomorfas recurren a la conjugación pictórica para representar simbólicamente ciertos animales. Por ejemplo, las figuras antropomorfas masculinas evidencian rasgos importantes. Entre ellos encontramos felinos, reptiles, aves rapaces, roedores, y mamíferos como los monos. De ellos se destacan el jaguar, como símbolo de fuerza y velocidad. La serpiente que representa la astucia y el mimetismo; aparece el búho como símbolo de visión nocturna y sigilo. El caimán se relaciona con la potencia mortal de un ataque y el mono como significado de gracia y agilidad, aunque otras veces como símbolo de fertilidad. Las figuras nombradas anteriormente se encuentran también no solamente como componente de la cultura agustiniana, sino hacen parte del mito en toda la cultura andina de Suramérica. La mayoría de ellas fueron elaboradas en piedra volcánica o rocas que rodeaban la región, recientes estudios hablan de la existencia de un diseño previo.

El estudio que mas logra acercarse a la realidad que rodea el misterio de San Agustín es de de la etnografía como rama de profundización del sector sociocultural dentro de la antropología. En este campo de estudio se proponen varios aspectos que intentan hacer una aproximación objetiva. La fertilidad es un elemento clave ya que en ella intervine la sexualidad; el culto al agua y a la lluvia suponen una gran deidad, se le rinde culto a la fertilidad y muchas veces es representada en peces y ranas. Las deidades sexuales apuntan al culto y hay representación fálica en muchos de los casos, un ejemplo es una estatua en la que figuran dos monos que parecen estar en actividad de cópula. Esta cultura dispuso su empeño en elaborar un gran número de estatuas prestas a rendirle culto a deidades del sol, la luna, el agua, la lluvia, los astros. Este sistema se compone de deidades múltiples que en relación e interacción generar un equilibrio ya que bien podrían cumplir el rol de vincular el mundo sobrenatural con el material. La etnografía sugiere la presencia de un posible pensamiento dualista donde prima un sistema de opuestos complementarios.

En lo que respecta a la iconografía sobresalen ciertas partes del cuerpo humano, acentuando por ejemplo la cabeza o generando una forma fálica en muchas otras. Otra gran característica de la anatomía de estas estatuas se observa en los diferentes modos de representar los ojos, como por ejemplo muchas de las esculturas poseen ojos prominentes, redondos o un poco ovalados, algunas veces cuadrados. Las orejas y las posiciones corporales son representadas de distintas maneras. Dicho anteriormente, los colmillos prominentes y cruzados son rasgos trascendentales que en muchos de los casos se ligan al expresionismo en las estatuas. Igualmente hay presencia de cráneo-trofeo, pájaros en el tocado e la cabeza, niños en brazos y tomes. Una gran mayoría de las estatuas porta narigueras, orejeras, pieles, collares de plumas o chaquiras, y en sus manos sujetan elementos de la vida cotidiana; martillos y cinceles, espadas, flautas, flechas y otros emblemas.

Un proceso de formas sucesivas abarca la elaboración de esculturas cilíndricas las cuales probablemente proviene de la talla de troncos de madera. La escultura con carácter naturalista que no presenta rasgos agresivos (por lo general se evoca la serpiente y las aves rapaces, los roedores y monos copulando, como también guerreros con armas en sus manos. La gran mayoría de este grupo de estatuas se caracteriza por una simetría bilateral. Finalmente se presentan las estatuas geometrizadas que tienden a la abstracción.

ESTATUAS DOBLE YO O ALTER EGO:

F1

El análisis iconográfico establece esta clase de monolitos que alcanzan una altura superior a la de 2 metros, una evidente capacidad evolutiva.
F1: nos presenta un conjunto de dobles yo laterales armados de garrotes. La expresión de ferocidad es evidente. En el centro se ubica una figura hombre-jaguar que pareciera tener la capacidad de producir temor a cualquiera que intente profanar el recinto.  En esta imagen es posible evidenciar el culto a los muertos y la importancia que el aspecto fúnebre jugó en la sociedad agustiniana. Las figuras superiores presentan esquemas relacionados con saurios y serpientes. Acentuando los rasgos de los rostros de cada doble yo encontramos que el esquema de composición es similar, nariz achatada, ojos circulares y cráneo esférico. A diferencia podríamos decir que las figuras superiores o alter egos, se distinguen por sus afilados colmillos cruzados, que bien, podrían remitir a los de una serpiente.

Las anteriores imagen varían según su función, ya que el cargo que estos personajes pueden representar varían entre guerreros, shamanes y guardianes.  La presencia de diferentes tipos de representaciones de doble yo o alter ego implica un valor agregado, ya que constituye un sistema formal y avanzado de pensamiento, que hace pensar en que la cultura agustiniana pudo tener conocimientos de la psique.

F2 y F3: este personaje alcanza aproximadamente una altura de 2.20 mts aproximadamente. En el rostro tanto del personaje como del alter ego se enfatizan los colmillos. (Símbolo de fiereza) de una forma un poco desproporciada. El personaje principal porta orejaras y el alter ego en vez de orejas se hace notar por su cresta. La importancia del falo se hace evidente ya que el pene se representa de forma erecta.

El arqueólogo Luís Duque Gómez se afirma: estos monolitos son figuras de tamaño monumental, antropomorfas, con representaciones zoomorfas y atropo-zoomorfas encima de la cabeza, a manera de “doble yo” o “alter ego”. Una figura reniforme, con garras y con colmillos. Una enorme cabeza de serpiente o de mono, y la representación de un guerrero, de aspecto primitivo

En un intento de ir mas lejos, y entrar en un ámbito académico mas profundo acerca de la evolución de las especies de las que hablaba Darwin, el escritor Leovigildo Bernal Andrade elabora una detallada hipótesis donde propone la creación agustiniana como referente del eslabón perdido, haciendo hincapié en los “doble yo” como figuración de un simio que no es simio, hombre que no es hombre, por consiguiente es semi-simio, semi-Hombre. Bernal estudia minuciosamente los detalle y anatomía de cada estatua y trata de establecer el vinculo de la teoría darviniana, en la estatuas sea coincidencia o no, aparecen suficientes motivos, como por ejemplo, F2 y F3 no están completamente erguidos.  Son muchas las suposiciones que giran al misterioso mundo de “doble yo” agustiniano.


EL PARTERO U OBISPO:
 
Su altura se estima en 4 metros aproximadamente.  Esta figura antropomorfa se dispone a recibir a un niño que esta en proceso de nacimiento.

Sus rasgos faciales comprenden nariz achatada, ojos redondos. Este personaje es un ejemplo más del dedicado trabajo de la cultura agustiniana. Como en muchos casos anteriores presenta caninos insicisivos de forma cruzada, su cabeza está cubierta. Hace parte de una representación antropomorfa masculina con rasgos felinos que indican un símbolo de poder mágico.

El partero es de por si una contundente metáfora sobre la vida y la muerte.
Curiosamente su mirada se dirige al oriente; punto cardinal por el cual sale el sol, la acción que representa es traer vida, ya que esta involucrado en un parto. El partero o también llamado obispo esta ubicado tras una tumba. Su posición espacial, mirada hacia el oriente, nacimiento del sol, de una nueva vida y opuesto a un montículo funerario infiere un gran ejemplo del pensamiento e identidad dualista del pueblo agustiniano ya que en el se conjugan la vida y la muerte, como complemento e interacción de un ciclo vital.

LA FUENTE  LAVAPATAS:


 
La fuente de lavapatas en un importante monumento labrado en piedra. Cumple una función donde se practican ritos o cultos que como la mayoría de los monumentos agustinianos, existe gracias al carácter mágico religioso que prevalece. Espacialmente ocupa un lugar sagrado, destinado a la práctica de ceremonias religiosas. Aunque también existe la posibilidad de que en el lugar se practican sacrificios, partos o baños rituales.
A nivel de ritos se considera la práctica de cultos ceremoniales donde existía la danza enmascarada, motivo por el cual posiblemente la cultura presenta muchos de sus monolitos portando máscaras.

Es un complejo laberinto de canales y piletas adornado con serpientes, lagartos, salamandras, caras y formas humanos. En F5 es posible encontrar esta presencias, en el lado derecho se sitúa una figura con rasgos de roedor que parece evocar una ardillas, en el centro y en el lado izquierdo la forma humana se hace presente.

El movimiento del agua en la fuente ceremonial evidencia el conocimiento en capos de física, hidráulica e ingeniería del pueblo agustiniano ya que hay una conjugación perfecta del agua con la piedra. El movimiento del agua está premeditado ya que hay un recorrido por medio de canales, surcos y pozos que compone un laberinto que corta la piedra. Se impone la exactitud de la estructura ya que el agua no se desborda de los canales.  El lavapatas es una apología al agua como fuente de vida.

La fuente se conforma por 3 piletas de diferentes tamaños y se habla de un orden jerárquico. Está ubicada sobre una quebrada natural. Las figuras allí representadas evocan deidades acuáticas, igualmente rinden culto a la fertilidad y la prosperidad.

Nuevamente el Duque Gómez ha puesto de presente que la figura representada en la pileta central de la fuente que llaman “ceremonial” de Lavapatas responde a la misma idea que se representa en una tela hallada en el Valle de Casma, en el Perú: cuerpo bífido serpentiforme que enmarca una cabeza antropomorfa. En el centro del monumento lito-acuático sobre el origen de la vida, pues el testimonio agustiniano coincide en éste punto también con el génesis quiche del Popol-vuh, según el cual la vida se inicio en la oscuridad, en el agua, en la pileta central.

BIBLIOGRAFÍA

Lleras Pérez Roberto, San Agustín, colección Huellas, primera Edición 1998, Editorial Colona, Colombia.

Bernal Andrade Leovigildo, San Agustín: testimonio de piedra sobre el origen del hombre, Bogota, 1976.

Duque Gómez Luís, Cubillos Julio Cesar, Arqueología de San Agustín alto del lavapatas, Fundación de investigaciones arqueológicas nacionales. Banco de la república. Bogota 1988.

Duque Gómez Luis, Arqueología de San Agustín, Editorial Reprolaser, Bogotá 1983

Preuss, K. Theodore, Arte Monumental Prehistórico. Excavaciones hechas en el Alto Magdalena y San Agustín. Bogotá 1931.

Gil Tovar, Francisco,  Las estatuas agustinianas. Bogotá 1954.
 













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